lunes, 8 de junio de 2009

Aparicio hace una excursión a los indios ranqueles.



Luego de largas cavilaciones, Aparicio emprendió el largo viaje a las tolderías. Dos razones lo decidieron a hacer la travesía a caballo. Una fue que su zaino conocía de memoria los traicioneros caminos de la pampa. La otra, el escandaloso aumento del pasaje del “Pullman General Belgrano”. Al llegar a Melincué, encontró los ánimos soliviantados. Lo percibió en el fogoso alegato del cacique contra el escritor Lucio V. Mansilla a quien, tiempo atrás, habían hospedado generosamente:


El cacique Panghitruz

¡Qué turro Lucio Mansilla!
Lucró con sus travesías,
Nos prometió fruslerías,
También jugosas remesas
Que eran falaces promesas,
¡Del libro que está vendiendo,
Queremos las regalías!

Aparicio:

Yo lo comprendo paisano
Sus broncas son merecidas
Las tribus son ofendidas
Por libros y por rapiñas
Ya vendrán Bayer y Viñas
A vindicar vuestras vidas.

Panghitruz designó a Tramontina lenguaraz oficial de la causa ranquel. Orgulloso por la designación, el payador lanzó una oratoria que encendió los cardales.

Aparicio:

Unidá necesitamos
No naciones fragmentadas
Las tribus organizadas
Van por los mismos senderos
Los onas son compañeros
Y los sioux son camaradas.

Painé, el secretario de prensa de la toldería, preparó las señales de humo para iniciar la revuelta. Pero un sorpresivo e iracundo pampero disipó la asonada.
Una vez más, naturaleza y poder se confabulaban.

APARICIO TRAMONTINA, UN FACÓN HECHO CANTO.

lunes, 1 de junio de 2009

Mateando con Dylan



Aparicio encontró al poeta en la orilla del arroyo Zapata. Estaba agachado tirando piedras rasantes sobre el agua. Emocionado, mas sin perder la compostura, le convidó un mate. Tras saborear el primer sorbo, Dylan le dijo: -“En Minnesota me hablaron del payador furtivo de Pila. Su reputación se abre paso en el continente, Aparicio”. El payador local fue invadido por un arrebato de modestia:
-“No crea lo que dicen, Don Bo. Apenas soy un cardo quebradizo en la inmesidá”.
Los acordes de las guitarras desgarraron el silencio del atardecer.

El Gran Bob.
Soy como un canto rodado
libre y no me arrepiento,
El horizonte presiento,
Tras la tormenta funesta,
Aparicio, la respuesta,
Está flotando en el viento.


Aparicio:
Me trajo el viento respuesta,
Jué la semana pasada
Una tromba desatada
Al cielo remontó un chancho,
voló el techo del rancho
Con ráfaga despiadada.

Dylan permaneció mudo y pensativo. Aparicio quebró el prolongado silencio:

-“¿Lo ha convencido mi verso, Don Bo?”, preguntó con aire de suficiencia.
Dylan sorbió por última vez el mate y levantó la mirada:
-”Me convenció de que Yupanqui no dejó herederos”.
El insomnio atormentó al Aparicio aquella noche.

APARICIO TRAMONTINA, UN FACON HECHO CANTO.