El notable profesor halló al Aparicio, apostado, caña en mano, frente al mustio arroyo pampeano. “¿Como va, monsieur, está pescando?”, le dijo. “No, estoy entrenando a la lombrí pa’ buzo tático”, pensó Aparicio, pero la cortesía criolla abortó la filosa réplica.
Le Professeur:
Amigo don Apaguizio.
Se lo digo sin dudar
No me hace falta cantar
Su destino de excluido
No hay gaucho que no ha leído
“Vigilar y castigar”.
Se lo digo sin dudar
No me hace falta cantar
Su destino de excluido
No hay gaucho que no ha leído
“Vigilar y castigar”.
El Facón:
Yo le agradezco su glosa
Y le tributo respeto
Mas le reprocho en concreto
Con atitú sosegada
Esa tremenda gansada
De la muerte del sujeto.
Dirimieron el contencioso entre copas de ginebra en La Taba Tóxica , la pulpería del lado salvaje de Pila.
APARICIO TRAMONTINA, UN FACON HECHO CANTO
Y le tributo respeto
Mas le reprocho en concreto
Con atitú sosegada
Esa tremenda gansada
De la muerte del sujeto.
Dirimieron el contencioso entre copas de ginebra en La Taba Tóxica , la pulpería del lado salvaje de Pila.
APARICIO TRAMONTINA, UN FACON HECHO CANTO
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