domingo, 31 de octubre de 2010

Llegaron tres.




Aunque vivían en Florida, se habían embarcado en Atlantic City. Intentaron disimular el aura de sicarios al llegar al puerto de Buenos Aires. La maniobra no derrochó imaginación. Escondieron las armas en fundas de instrumentos musicales. Sam Giancana en una de violín, Santo Trafficante en una de guitarra y el desmesurado de Joe Pannaro, en una de contrabajo. Al anochecer ya estaban en la Sociedad Rural. El Gran Tambero de Casares los recibió con el maletín repleto de dólares y la preocupación en el entrecejo. “Hay que carnear al novillo”, ordenó sin vueltas. “Yes, míster Hugo”, retrucaron los pistoleros.

El Gran Tambero:

Liquiden a Tramontina
¡Ordeno ser inclemente!
Un gaucho tan insolente.
Merece colgar de un gancho
¡Quémenlo dentro del rancho!
Que parezca un accidente.

Los tres de Atlantic City:

Don´t worry dear Mister Hugo,
Están las cartas echadas,
El gaucho de las payadas
Temblará de escalofrío
Flotará inerte en el río,
Tiene las horas contadas

Otra misión nos espera,
Se llama Rojo Clavel,
La CIA desde el cuartel,
La clave nos ha cursado,
Es orden de este mandado,
Envenenar a Fidel.

El Oldsmobile negro atravesó la pampa como un cuervo nocturno. Al amanecer las armas apuntaban al rancho. Pero esa mañana, los duendes de la fortuna protegían a Tramontina. El estrepitoso eructo de Joe Pannaro lo había desvelado justo a tiempo. Vio desde la ventana los caños de las metralletas asomándose en el matorral. Salió por la puerta trasera arrastrándose como una yarará. Soltó a Demetrio, el carancho memorioso que tenía atado al pie del ombú. En pocos minutos, el ave ya revoloteaba la aldea ranquelina. Yanquetruz comprendió que su amigo estaba en peligro.
El malón enfurecido arrasó a los sicarios por la retaguardia. Un bolazo certero hizo estallar la cabeza de Giancana. La chuza de Yanquetruz atravesó como a un escuerzo a Trafficante. El vuelo del facón de Tramontina interrumpió la fuga de Joe Pannaro.
- “Yanquetruz cumpliendo”, gritó el cacique en la retirada.

Satisfecho, Tramontina soltó al carancho.
- “Vaya, Demetrio, tiene alimento de sobra en los matorrales”,

sábado, 30 de octubre de 2010

27 de octubre de 2010.



Aunque el dolor es profundo
Y es sino de los mortales,
Sepan, amigos leales,
Si el cambio abre una brecha
No la dejemos maltrecha,
A merced de los chacales.