lunes, 1 de junio de 2009

Mateando con Dylan



Aparicio encontró al poeta en la orilla del arroyo Zapata. Estaba agachado tirando piedras rasantes sobre el agua. Emocionado, mas sin perder la compostura, le convidó un mate. Tras saborear el primer sorbo, Dylan le dijo: -“En Minnesota me hablaron del payador furtivo de Pila. Su reputación se abre paso en el continente, Aparicio”. El payador local fue invadido por un arrebato de modestia:
-“No crea lo que dicen, Don Bo. Apenas soy un cardo quebradizo en la inmesidá”.
Los acordes de las guitarras desgarraron el silencio del atardecer.

El Gran Bob.
Soy como un canto rodado
libre y no me arrepiento,
El horizonte presiento,
Tras la tormenta funesta,
Aparicio, la respuesta,
Está flotando en el viento.


Aparicio:
Me trajo el viento respuesta,
Jué la semana pasada
Una tromba desatada
Al cielo remontó un chancho,
voló el techo del rancho
Con ráfaga despiadada.

Dylan permaneció mudo y pensativo. Aparicio quebró el prolongado silencio:

-“¿Lo ha convencido mi verso, Don Bo?”, preguntó con aire de suficiencia.
Dylan sorbió por última vez el mate y levantó la mirada:
-”Me convenció de que Yupanqui no dejó herederos”.
El insomnio atormentó al Aparicio aquella noche.

APARICIO TRAMONTINA, UN FACON HECHO CANTO.

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