miércoles, 28 de octubre de 2015

Mariposas

Mariposas.

La muchacha tenía un aspecto angelical. Vestida con un impermeable gris, pisaba con sus relucientes botas la reseca gramilla pampeana.
Rudecindo la miró, embelesado. Un incipiente reguero de lascivia se asomó de sus labios: -"Mirelá, don Aparicio, le revolotean mariposas amarillas en el pelo. Pareze Jeidi".

La muchacha no paraba de sonreír: -"Qué simpáticos...¿son nativos de este paraje?"

Aparicio y Rudecindo se miraron con extrañeza: -"Somos el fruto genuino de la pampa libertaria que reziste a la burguezía terrateniente, a los pules de ziembra, al capital conzentrado y al gorgojo del ombú..."

-"Que amenaza dejarnos sin zombra"; completó el Rudecindo.
La muchacha volvió a sonreír: -"Qué simpáticos..."- dijo antes de explicar los motivos de la visita. -"Soy promotora de semillas modificadas de soja. Aquí tengo la última palabra en tecnología, la Roundup Ready. Tenga, las primeras se las regalamos..."

-"Me pareze que Jeidi nos está engatuzando, don Aparicio"; murmuró Rudecindo mientras se sacaba con delicadeza una mariposa amarilla del hombro.

Tramontina se calzó la guitarra:

Disculpemé que rechaze
su oferta con desencanto,
estoy curao de espanto
de quien yermo deja el suelo
y fumiga desde el cielo,
pa' enriquezer a Monsanto.

La muchacha se despidió con un sonrisa: -"Qué simpáticos"; dijo antes de subirse a la camioneta de vidrios oscuros.

-"Difizil que la rubia convenza a algún paisano, don Aparicio"; se jactó Rudecindo.

La lealtad era una de las cualidades más destacadas de Rudecindo; la clarividencia no tanto.

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