jueves, 19 de julio de 2012

Muros


                                                                                          

A la distancia, el hombre era apenas una mancha oscura sobre la planicie de Huanguelén. Tras un largo trote, Aparicio logró acercarse a aquel solitario cristiano. El rubio dejó la cuchara y el fratacho sobre una pila de ladrillos y salió a recibirlo.

- “¡Qué suerte que llega, Aparicio! Téngame la plomada”.
- “Nezezita un pión, Don Roger. A eze ritmo va a tardar una eternidá”.
- Estoy trabajando contra reloj. En unos días tengo el concierto y todavía no me han llegado ni las luces”.
- “En el rancho tengo una linterna, por si preziza…"
- “No, Aparicio. Es un show en gran escala: laser, columnas de sonido, marionetas gigantes.
- "¿Y para qué está levantando la paré?"
- "Debe derrumbarse en la última canción. ¿Quiere encargarse de derribarla, empujándola desde atrás?"
- "Ta’ bien. Además, ¿si usté quiere, don Roger?, puedo hacerle el solo de guitarra de “Confortablemente adormecido”.

- "Déjeme pensarlo”, dijo Waters mientras empezaba una nueva hilera de ladrillos.

La pared quedó terminada al atardecer. Aunque fatigados, sentían el alivio de la tarea concluida. Se sentaron a matear sobre unas bolsas de portland que habían sobrado. Con la brisa zumbando levemente sobre los girasoles, Aparicio desgranó unas coplas para la obra.

En este mundo hay muros,
Aunque los niegue el cinismo,
Cercas del liberalismo,
Hechas de inmunda materia,
Son muros de la miseria,
Hijos del capitalismo.

No denuncia el Imperio,
Ni el Occidente rechaza,
Que el apartheid tiene traza,
Con hormigón de cortina,
Sacrifica a Palestina,
En Cisjordania y en Gaza.

Tienen fronteras cerradas,
Los norteamericanos,
Repelen a mejicanos,
De intrusos los clasifican,
Sus cercas eletrifican,
Pero son voltios cristianos.

La noche llegó más cerrada que nunca. Las estrellas habían retraído su tímido fulgor. Con un leve codazo, Aparicio interrumpió el sueño del rubio:
-“Oiga, Don Roger, dendeveras no se ve.
– “¿Qué cosa?”.
- “El lado oscuro de la luna”.

2 comentarios:

  1. Contestó el paisano Reggiani:

    ¡Aparicio Tramontina
    ha regresado a la pista!
    Que a los malvados asista
    la providencia de Dios,
    porque es de veraz feroz
    su poesía peronista.

    -¿Peronista yo?"-, se encrespa Tramontina.
    -Amaine ese facón, Don Aparicio. Con hegeliana resignación tenemos que aceptar de una vez que "peronismo" es sinónimo de "totalidad".
    ¨
    !Abrazo grande!


    Replicó Tramontina:

    Nunca jui d'eze partido,
    su juicio es arbitrario,
    pareze injusto prontuario,
    que le pifia al contezto,
    soy lector del Manifiesto,
    y ese Dieziocho Brumario

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  2. Aahh... me olvidaba:

    Hay abusos con las citas
    del aleman celebrado,
    su vastísimo legado,
    suele servir de chicana,
    la herencia hegeliana,
    da pa' zuricido y bordado.

    Otro abrazo.

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