martes, 3 de noviembre de 2015

Veneno





El ruido  ensordecedor hizo temblar el rancho. Tramontina y Rudecindo interrumpieron la sesión de psicoterapia con Pavlovsky y corrieron al exterior.

-"¡Un elicótero!, gritó Rudecindo.
Vestidas en cuero negro, las dos harpías bajaron del artefacto que se quedó esperándolas con las paletas del rotor en movimiento.
Pavlovsky miró apesadumbrado.
´"¿Qué pasa, don Tato?"; preguntó Tramontina.
-"Son las Poison Sisters"; dijo con voz grave. "Las vi hace unos días recorrer la zona, acompañadas por el grupo Delta. Traen desgracia, don Aparicio. Chapotearon un instante en la laguna de Pila y aparecieron flotando un montón de lisas muertas.

Tramontina salió al encuentro de las mujeres. La que no tenía anteojos lo increpó: -"Tienen que desalojar estas tierras. Esta será la base de los aviones Stealth".
-"¡Son los aviones furtivos!"; alertó Rudecindo.
Pavlovsky comprendió la gravedad de la situación: -"¡Hay que echarlas, don Aparicio! Trabajan para la Embajada. Mírelas bien. ¿No las reconoce? Son las viudas negras del fiscal".

Tramontina:

Son mandaderas del Norte,
con el sueldo del espía,
traman con alevosía,
operaziones y tretas,
las Poison son marionetas,
del Polsinguer y la CIA.

-"No pasarán"; gritó Rudecindo mientras las corría con el facón verijero. Las viudas lograron fugar colgadas de los patines de aterrizaje. 
Rudecindo se regodeaba con el trofeo de cuero que había conseguido. El tajo había desgarrado el águila imperial estampada en la campera.



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