jueves, 26 de marzo de 2009

Encuentros con la ciencia.






Durante varios días lo había visto recorrer la pampa. Con su barba blanca agitada por el viento, el sabio inglés se agachaba para recoger piedras y huesos antiguos. También dibujaba pájaros en su raído cuaderno de notas. Aparicio decidió acompañarlo en sus caminatas. Le cebaba mates y a veces, de puro entrometido, le corregía los dibujos: “En la pampa no hay pinzones, don Darwin, esos son cabecitas negras”.

Charles Darwin:

Me llama el clero demonio,
Con hiel mancharon mi nombre,
Tramontina no se asombre,
La razón me asiste y combate:
He probado que el primate,
Es el ancestro del hombre.

Aparicio:

Un loro viejo me dijo
Con precisión magistral:
El diluvio universal
Es un mito inconsistente
Es el factor más potente
La selezión natural.

Hay ezeziones, maestro,
No vea en esto un desplante,
Se lo ezplico en un instante
Sin negar su disciplina
En aqueya sina sina
Vive un carancho mutante.

El inglés abrazó a Tramontina en la despedida. Sabía que la rectificación era un atributo del hombre de ciencia.
APARICIO TRAMONTINA, UN FACÓN HECHO CANTO.

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