sábado, 12 de diciembre de 2009

Max Turben visita el blog de Aparicio (2). Digresiones y sentencias intempestivas

La mayoría de los científicos que celebran al Círculo de Viena ni siquiera conocen su diámetro.

La influencia del Positivismo en las ciencias sociales ha sido negativísima.

Nietzsche es ese tipo de filósofos que de lejos parecen canallas y de cerca despejan todas las dudas.

¡Pongamos coto a la verborrea antropológica en las ciencias sociales! Conceptos como otredad y alteridad me producen hartedad.

Considero que algunos aportes de las investigadoras feministas a las ciencias sociales son todavía controversailes. Por ejemplo, el concepto de Género deja mucha tela para cortar.

Hace muchos siglos, con el fin de combatir el aburrimiento, jóvenes aspirantes a monjes budistas inventaban nuevas y arbitrarias palabras para designar fenómenos y objetos ya conocidos. La antigua tradición solo ha perdurado en los Licenciados en Ciencias de la Educación, aunque sin alcanzar tan noble fin.

Henry Kissinger ganó el Premio Nóbel de la Paz en 1973. Al año siguiente, una asociación de veteranos de guerra alemanes reclamó, ilusionada, el Nóbel de Medicina para el doctor Joseph Mengele.

Los historiadores creen que en la Batalla de Platea, el 27 de agosto de 479 A.C., los generales atenienses y espartanos dirigieron la victoria sobre los persas cómodamente sentados.

Empédocles, filósofo de Agrigento, fue desterrado al perder las elecciones en el 436 A.C. Probablemente la soledad y el desarraigo lo inclinaran hacia la bebida.

Afirmo que varios historiadores revisionistas argentinos comulgaron con los preceptos morales y religiosos que gobernaron China entre los siglos II y VII; su obra sembró el confucionismo.




Max Turben estimando el diámetro del Círculo de Viena ante una pregunta del reportero de la revista Science

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