sábado, 18 de abril de 2009

Huesos

Viñas entró nervioso al rancho agitando un cuadernillo. –“¡Despierte, Aparicio! La Academia Nacional de la Historia convenció al gobierno para echarlo de aquí. Ya están en marcha un pelotón de infantería y una cuadrilla de zapadores”.
-“¿Qué quieren esos unucos?, preguntó Tramontina empuñando el facón.
A Viñas se le atragantaban las palabras: -“¿Vio que el suelo de la pampa es rico en huesos de megaterio? Ahora vienen por los dinosaurios. Quieren hacer un parque temático. Hay mucho dinero del Instituto Smithsoniano”.
-“¿Y se puede saber qué andan buscando?”, preguntó el payador.
Viñas leyó la lista del cuadernillo:
·”Tesoros del Jurásico. Bartolosaurius Rex, la especie dominante primigenia. Ameghino lo denominó Mitreodonte Bartolinii, pero se volvió a equivocar.
“Velocirraptor Levenensis: muy rápido, voraz, oportunista. Se come un avestruz al trote o algo así.
“Romulosaurio Carbiae: vegetariano, apocado, cerebro apenas más grande que el de un pollo. La especie más abundante de toda la familia.
“Dos especies de Liberalosaurio, el Cortescondex y el Ezequiegallensis, carroñeros que se alimentaron a la sombra y con las sobras del Tiranosaurio Verdeoliva”.

Aparicio:
Han desquiciado el pasado,
Han camuflado verdades,
Celebrando iniquidades
De figurones sin gloria,
Inscribieron en la historia,
Mitos y banalidades.

La maniobra de contención del adversario fue obra de Viñas y resultó exitosa. Los batallones se dispersaron despavoridos, como si hubieran visto a Mandinga en persona. Los académicos de número huyeron a campo traviesa en los sulkis fletados por Roca. El cartel colgaba del techo del rancho.
“Cuarentena. Se detectaron casos de rabia entre los dinosaurios”.

APARICIO TRAMONTINA, UN FACÓN HECHO CANTO.
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