miércoles, 10 de diciembre de 2008

Aparicio Tramontina y el médico que viajaba en burro.

La sorpresa galopaba en la pampa.
Un médico visitó al Aparicio en su rancho clandestino de Pipinas. El escondite, disimulado como un nauseabundo chiquero, no había requerido demasiados cambios en la vivienda. El visitante usaba anteojos de gruesos cristales. Venía montado en un burro y llevaba meses recorriendo estancias hablándole de sindicatos y cooperativas a los peones.
“Ando medio extraviao, Aparicio. ¿Pa´ donde queda la Cordillera ?”, preguntó.
Aparicio señaló un lejano monte de casuarinas: “En esa dirizión. Tenga cuidado, Chicho, en esa travesía no va a ser bien recibido”, le dijo.

El Chicho:
Rumbo a Santiago yo voy,
Mas no me quejo al andar,
lo tengo que convocar ,
A usted que es peón golondrina
Ayúdeme Tramontina
Con la Unidad Popular.

Aparicio:

Aunque su senda respeto,
No lo puedo acompañar,
Solo le quiero avisar,
Tenga alerta la mirada,
Siento la corazonada:
Un chacal lo va a traicionar.

Durante varios meses, Aparicio no quiso acercarse al río Salado. Temía ver reflejado en las aguas el rostro de la cobardía.

APARICIO TRAMONTINA, UN FACON HECHO CANTO.

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